When we talk about AI WEIWEI we have to consider two aspects: his art and
his defense of human rights in China,
linked to each other.
Ai Weiwei is a Chinese artist, son
of the famous contemporary Chinese poet Ai Qing. On political issues the
Ai Weiwei’s family was imprisoned in a
labor camp for over fifteen years
with little contact with the outside
world. He has been very critical of the Chinese government regime dissent
supporting and denouncing the shoddy construction of
school children after the earthquake in the city of Sichuan in the
spring of 2008. Those feelings he
transfer to an art
installation on the facade of the
Haus der Kunst in Munich, made with backpacks of school in memory of the
dead children, forming a phrase in Chinese lettering that said "he lived
happily in this world for seven years". As in the work SNAKE BAG, snake
also made with the
same backpacks child victims of
Sichuan. The Chinese government has responded harshly and Weiwei has been a
victim of the demolition of his architectural
study in Shanghai for alleged legal irregularities
and detained for alleged economic
crimes.
The first
time I saw one of his works in
front of me was in December 2010
in the turbine hall at the TATE MODERN in London. It was the
SUNFLOWER SEEDS. A seemingly endless
carpet made with a hundred
million sunflower seeds, figuratively
identical but actually unique. Each seed is made in
porcelain and painted by the hands of more than 1,600 artisans from Jingdezhen, China's famous city known
for the production of imperial
porcelain. The craftsman as opposed to the "Made in China", the ancestral
manual production in contrast to the mass production of modernity. Here Weiwei plays with
the audience with the code
what you see is not what you see, and what you see is not what it means. The
seeds form an infinite surrounding landscape and because of the material
used and the effort of the craftsman,
the meaning of the work is a commentary of the current human
condition.
Porcelain is also often used in his works: WATERMELON (2006), in his refined and brilliant pillars inspired by
Chinese temples as shown PILAR 11 or
in his BUBBLES (2008) in cobalt
blue. And we can not forget his famous COLORED
VASES (2008), vessels seemingly
Neolithic painted by the artist, or the famous COCA-COLA VASE vessel painted with the iconic logo of the brand of
soda. During his stay in New York was defined as the “Andy Warhol Chinese.”
One of the collaborations that have had the greatest impact was the collaboration with Swiss architects Herzog & De Meuron in building the BIRD'S NEST stadium for the 2008 Beijing Olympics.
From the
work of Ai Weiwei born debate, discussion, speculation up between
authenticity and originality. Do
not leave us indifferent and encourage our society to stand up and get
involved with our environment.
I remember the morning of December 11, 2010. My friends
and me recorded a video for Weiwei at the
TATE in which we
asked for his inspiration. Today, over the years, I have
found the answer.
Al hablar de AI WEIWEI
lo debemos hacer desde un profundo respeto hacia su persona en dos vertientes:
su obra artística y su defensa de los derechos humanos en China, ligadas
indiscutiblemente la una a la otra.
Ai Weiwei es un artista
chino, hijo del famoso poeta contemporáneo chino Ai Qing. Por temas políticos
la familia Ai Weiwei fue recluída en un campo de trabajo durante más de quince
años, sin apenas contacto con el mundo exterior. Ha sido muy crítico con el
régimen gubernamental chino, apoyando la disidencia y conocido por denunciar
públicamente la mala calidad en la construcción de escuelas infantiles tras el
terremoto sufrido por la ciudad de Sichuan en la primavera del año 2008. Esa
exasperación la traslado al arte en una instalación a base de mochilas en
recuerdo de los niños fallecidos en la fachada del museo alemán la Haus der
Kunst de Munich, formando una frase en letras chinas que decía “Vivió feliz en
este mundo durante siete años”. Así como en la obra SNAKE BAG, serpiente realizada también con las mismas mochilas de
los niños víctimas de Sichuan. Las represalias no se hicieron esperar y ha sido
víctima del derribo de su estudio arquitectónico en Shanghái por supuestas
irregularidades de índole legal, así como detenido por presuntos delitos
económicos.
La primera vez que vi una obra suya frente a mí fue en
diciembre de 2010 en la TATE MODERN de Londres, en la sala de las turbinas. Era
la SUNFLOWER SEEDS. Una extensa e
infinita alfombra realizada aparentemente con cien millones de pipas de
girasol, figuradamente idénticas pero realmente únicas, ya que
sorprendentemente cada semilla está realizada y pintada en porcelana por las
manos de 1600 artesanos de la ciudad de Jingdezhen, famosa ciudad china
conocida por la producción de la porcelana imperial. Lo artesano en
contraposición del “Made in China”, la producción manual ancestral en contraste
con la producción en masa de la modernidad. Aquí Weiwei juega con el espectador
con el repertorio de lo que ve no es lo que ve, y lo que
ve no es lo que significa. Las
semillas forman un paisaje inmenso, una exhibición envolvente, y la naturaleza
preciosa del material empleado junto con el esfuerzo artesano y, en definitiva,
el lenguaje de la obra hacen de este trabajo un extraordinario comentario de la
condición humana actual.
La
porcelana también la ha empleado a menudo en trabajos como sus sandías WATERMELON (2006), en sus depurados y
brillantes pilares inspirados en la arquitectura de los templos PILAR 11 o sus BUBBLES (2008) en azul cobalto. Y no podemos olvidar sus conocidas COLORED VASES (2008), vasijas al
parecer de la época neolítica pintadas por el artista, o la famosa COCA-COLA VASE vasija pintada con el
emblemático logo de la marca de refrescos. Durante su estancia en Nueva York se
decía de él que era el Andy Warhol chino, no sin razón.
Una de las colaboraciones que mayor repercusión ha tenido fue
la colaboración con los arquitectos suizos Herzog&De Meuron en la construcción
del famoso estadio NIDO DE PÁJARO
(BIRD’S NEST) para los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. Posteriormente ha
tratado de desvincularse del proyecto al utilizar el gobierno esa sincera forma
de querer cambiar China como un elemento de propaganda del partido comunista.
De la obra
de Ai Weiwei nace el debate, la discusión, hasta la especulación entre la
autenticidad y la originalidad. No nos deja indiferente y anima a nuestra
sociedad a levantarnos e implicarnos con nuestro entorno.
Recuerdo
que la mañana de aquel once de diciembre de 2010 mis amigas y yo dejábamos
grabado un video para Weiwei en la TATE en el que le preguntábamos por su
inspiración, hoy, con el paso de los años, me doy por respondido.


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